lunes, 22 de enero de 2018

Azúcar, ese Dulce Veneno

“Un número estimable de científicos consideran muy probable que el azúcar actúe en el cerebro humano, tal y como hacen el alcohol, los cigarrillos o la cocaína, secuestrando las vías de gratificación y provocando dependencia”.




Los motivos por los que la industria añade tantos azúcares a los productos alimenticios son variados, pero puede que el más alarmante sea que la industria nos quiere bien enganchados fidelizando el consumo de los alimentos en los que se incluye.

Los expertos a lo que a éste blanco "alimento" se refiere deducen que “el azúcar actúa en el organismo como una droga con un elevado potencial adictivo provocado por la enorme secreción de dopamina que actúa sobre el cerebro estimulando una ingesta posterior”. Es decir, cuanto más azúcar tomamos, más ganas tenemos de volver a tomar. Con el agravante que “para alcanzar el placer cada vez se necesitará consumir una cantidad mayor”.




Los carbohidratos altamente procesados y refinados, como el pan blanco y el azúcar, alteran la actividad cerebral en formas que nos hacen anhelarlos aún más, lo que significa que más allá de sus calorías y de su sabor, los azúcares pueden provocar síntomas relacionados con la adición, sobre todo en personas muy susceptibles, como los obesos.

Es importante, como consumidores, tomar consciencia de la cantidad de azúcar que tomamos, escondido en productos que no imaginamos que lo contengan. Actualmente “hay azúcar en casi todo, incluso en lo más insospechado como pueden ser el pan, el yogur, el ketchup y todo tipo de aderezos, tomate frito o barras energéticas, incluyendo algunos alimentos publicitados como “naturales” o “sanos”.



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